Noche

Noche. Víctima de un mono embrutecido que tararea descontroladamente una canción desentonada. El dilema surge de una pasión que interiormente pide a gritos unas gotas de placer y que difícilmente se dosifican para calmar ese hambre interior. La virtud hecha añicos por los sonoros cánticos de la desesperación.

Oh mundo cruel, que engañas con tus sórdidas habladurías y que en un momento en el que todo puede convertirse en perfección callas como una puta. Y alguien se pregunta por qué.

Sea así esta incertidumbre. No hay palabras para expresarlo. Probablemente no existan.